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viernes, 22 de junio de 2012

Un solo equipo en la cancha, Heat Campeones 2012

El Heat dominó el quinto juego y se coronó merecidamente en la NBA


Mike Miller
Mike Miller fue instrumental en el Quinto Juego de las Finales al encestar 7 triples

MIAMI -- El Heat sabía que tenían que tratar este encuentro como un séptimo partido.
No quería abrirle ni la más remota puerta al Thunder. No querían volver a Oklahoma City, donde reside uno de los estadios más ruidosos de la liga.
Y desde el inició eso se notó. Miami salió con una intensidad espectacular, y arrolló al Thunder de entrada. La fórmula fue la misma de los partidos anteriores.
El Heat atacó la pintura sin cesar, y cuando eso sucede, son un equipo muy difícil de vencer.
De hecho en ese primer cuarto encestaron seis de sus ocho lanzamientos en la pintura, mientras que Oklahoma apenas acertó 4 de 12.
De entrada dictó el ritmo del juego, y a base de la agresividad y la defensiva que los caracteriza, el Heat nunca volvió a mirar hacia atrás.
El público jugó su partido también.
Estuve aquí en Miami en el 2006, aunque es cierto que la serie se definió en Dallas en ese entonces, pero nunca escuché a la afición tan ruidosa como hoy.
Fue un toma y dame de energía con los jugadores, y el resultado se vio en la cancha.
De hecho, Miami se encontró arriba por 10 puntos al entretiempo, y parecía que el Thunder la estaba sacando barata.
La única razón por la cual aún estaban en carrera es porque encestaron 17 de 18 libres en esa primera mitad. Se esperaba un último golpe del Thunder, y llegó en el inicio de ese tercer cuarto, cuando Oklahoma City redujo la ventaja a cinco.
No obstante, cada vez que el Thunder parecía acercarse, el Heat encestaba un triple desmoralizante.
Miami estuvo al rojo vivo desde la línea de tres; encestaron 14 de 26 triples igualando así un récord de Finales de la NBA.
En el tercer cuarto el Heat simplemente selló el pleito con una defensiva brillante y una puntería digna de francotirador.
En consecuencia, el último cuarto estuvo de más, y Miami se dio el gusto de festejar la fiesta mientras se enfriaba el champagne en la nevera.
ESFUERZO EN EQUIPO
Mucho se ha hablado acerca la poca profundidad de este equipo del Heat, y esa premisa demostró ser más falsa que nunca en estas Finales.
Seis jugadores del Heat anotaron en dobles dígitos, incluyendo cuatro con más de 20 puntos.
Claro está que los actores de reparto no eran lo mismo del año pasado, y la diferencia se sintió en grande.
Especialmente cuando se trata de Shane Battier, que fue fundamental en este campeonato.
Battier no estuvo muy preciso desde el perímetro durante la temporada regular, pero se guardó lo mejor para el final.
Estuvo al rojo vivo en la serie final, y en todo momento exhibió su presencia defensiva que contagió al Heat en los momentos más complicados.
Y qué decir de Mike Miller, a quién el entrenador Erik Spoelstra planeaba colocar en cancha "tres o cuatro minutos" debido a su lesión de espalda.
No obstante, Dwyane Wade se metió en problemas de faltas y el entrenador del Heat se vio obligado a improvisar. El resultado fue Miller encestando siete de ocho triples, en lo que podría ser su último partido.
"Simplemente soy un agradecido de que no me pusieron a dormir", dijo utilizando una metáfora Miller. "Había decidido no ir más al médico, pero está claro que ahora tendré que ir y tomar la decisión más inteligente para mí y mi familia".
Si en efecto es su último juego, pudo haberse ido por la puerta grande.
Otro que posiblemente se retire es James Jones, quien a pesar de que es relativamente joven, tiene "una vida planeada post baloncesto".
Jones también aportó su puntería y sorprendió con su actividad en los tableros.
Udonis Haslem, como siempre, fue un guerrero en el tabloncillo y el novato Norris Cole demostró que no le queda grande el escenario de las Finales.
Mario Chalmers también fue fundamental en esas finales, sobre todo con su gran actuación en el cuarto partido. Chalmers es un jugador frustrante porque alterna buenas con malas, pero su mayor virtud es que no tiene miedo de nada.
"Mario genuinamente piensa que es mejor que LeBron y yo", declaró un sonriente Wade. "Esa es su bendición y su maldición".
Lo cierto es que no es la primera vez que aparece en todo su esplendor en los momentos más importantes, y es jugador que tien dos títulos a nivel secundario, uno a nivel universitario y otro ahora a nivel NBA.
En otras palabras, el año pasado Miami fue una suma de individualidades, pero este año fue un verdadero equipo.
LOS TRES GRANDES
Hablando de montañas rusas emocionales, Chris Bosh pasó de esperanza, a villano a héroe.
Durante su ausencia por lesión en estos playoffs, se convirtió en "el jugador más importante del equipo" en las palabras de Spoelstra.
Miami no tiene peso en la pintura sin su presencia, y a la vez los hombres grandes rivales se estacan en la pintura sin una verdadera amenaza desde el perímetro como lo es Bosh.
LeBron James y Dwyane Wade se llevan merecidamente todas las luces, pero Bosh probó que pertenece en el grupo de los "Tres Grandes".
No sólo con su buen cierre de serie ante Boston, sino también con su esfuerzo en estas Finales.
Mucho se criticó a Bosh por no atacar los rebotes como lo hacía cuando estaba con Toronto, pero eso cambió drásticamente en las Finales en las que prácticamente promedió dobles dígitos en los tableros.
"Quería hacer todo lo que fuese necesario para ser campeón", enfatizó Bosh. "Me pidieron que altere varias cosas en mi juego, pero en todo momento creí en este grupo, y cuando me pidieron que haga las de centro, lo hice con gusto".
Allí se vio a un Bosh agresivo que se despachó con 24 puntos y siete rebotes en el quinto juego, pero que fue la fuente de energía de este conjunto.
Tuvo un par de tapas importantes, se lanzó constantemente al piso en busca de pelotas divididas y se deshizo del rótulo de "suave" con una gran serie.
LA REDENCIÓN DE SPOELSTRA
Otro que estuvo bajo la lupa durante los últimos dos años fue Erik Spoelstra.
Siendo sincero, el entrenador estaba en una situación imposible. Si el Heat ganaba el título, sería porque era lo que debían hacer, mientras que si lo perdían, significaría la cabeza de Spoelstra.
Sin embargo, Spoelstra nunca perdió la compostura, y hoy al igual que James, puede respirar aliviado.
En primer lugar porque se quedará con su trabajo, y en segunda instancia, porque luego de perder la pulseada ante Rick Carlisle el año pasado, esta vez tocó todos los botones indicados.
Decidió ir con una rotación más profunda, y los actores de reparto le funcionaron a la perfección.
Le dio lugar a Cole, quien no venía jugando mucho, y éste le dio el necesitado impulso al equipo. Tuvo paciencia con Chalmers y los resultados están a la vista. Movió a Bosh a la posición de centro, y el "grandote" no se achicó.
Y como esas apuestas, hubo muchas más, y la mayoría le salieron bien a Spoelstra durante estas Finales.
Tan bien le salieron las cosas, que hasta se dio el lujo de poder darle minutos a Juwan Howard, quien ganó su primer título tras 18 temporadas en la NBA.
"Me salieron muchas canas y tuve mucha más presión", admitió Spoelstra. "Pero hoy todo eso valió la pena".
A fin de cuentas, el Miami Heat se basó en la unidad, su talento y su intensa defensiva para alzarse con el segundo título en la historia de la franquicia.
South Beach está de fiesta.

Por Sebastián Martínez Christensen
ESPNdeportes.com


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